
(…) El debate que debemos darnos los educadores, docentes, ecologistas y todos a los que les interese reflexionar sobre cómo debería ser la educación del presente y hacia el futuro, de cara a los limites ecológicos, sociales y culturales que marcan incontrastablemente la inviabilidad del proyecto civilizatorio moderno-capitalista y sus agentes institucionales, ya no puede limitarse a resolver el problema de la exclusión, la universalidad, la obligatoriedad, la condición publica, libre, laica y gratuita, ni puede seguir detenida en la resolución de las deudas históricas de la educación de los países periféricos que no se podrán saldar precisamente porque su condición supuestamente de incompletud (respecto del modelo desarrollado), es un componente propio de la condición colonial. Mientras esta condición no se supere, en la conciencia histórica del colectivo educador, no podrá haber proyecto educativo que conduzca a emancipación alguna, pues es la matriz desde la cual se piensa incluso lo alternativo, lo que impide concebir la otredad como posibilidad, es decir darle credibilidad a lo que Freire llamaba “inédito viable”, pero como R. Kusch supo argumentar en Geocutura del Hombre Americano, solo realmente posible por fuera de la matriz de pensamiento desarrollista. Toda propuesta educativa que siga montada en la noción a-critica de desarrollo, en el mantenimiento de jerarquías epistémicas y culturales y ambientales, en la exclusión de perspectivas históricas, y en una insistente igualación supresora de identidades, no conducirá hacia ningún estado nuevo. Pero lo cierto es que son escasos los indicios de que la educación institucionalizada (aquella que fue pese a su carácter colonializante, de alguna manera común, pública, popular) se encamine a abandonar aquellas concepciones y prácticas fundantes. Pese a la complejidad variopinta de las tradiciones identitarias que caracterizan al sujeto educativo argentino, como sugiere A. Puiggrós, pareciera que el contrato liberal de la educación argentina se mantiene intacto. Y se mantiene así en las subjetividades de los actores educativos, configurando un sujeto pedagógico que poco ha cambiado desde su momento fundacional. Pero quizás lo más dramático, en términos de la contra-construcción necesaria, sea la ceguera que el progresismo popular y una parte de la izquierda representados para el caso por los profesionales de la educación (universitarios y no universitarios) y sus representantes sindicales y políticos, muestran para reconocer la relevancia obstructiva de tal internalización hegemónica. Una expresión de esta ceguera se ve en la crisis ambiental (que ya es crisis humanitaria por afectación de la salud, violación de derechos humanos, migración forzada, etnocidio y ecocidio), un conflicto social de primera magnitud que permanece ajeno a las principales preocupaciones de los sectores educativos, preocupados por recuperar apenas lo recientemente perdido, reivindicar una pedagogía latinoamericana aun difusamente referenciada e incapaces de incorporar a esos loables afanes, pues no puede decirse que configuren proyecto orgánico, el plano socio-ecológico y colonial-decolonial de la crisis que en última instancia representan el límite de la proyección posible y sustentable de la vida y de una sociedad igualitaria y por ende de la educación, además de remitir al núcleo de la transformación necesaria -del escenario/mundo terminal presente en escenario de transición hacia la sustentabilidad-, que es la relación especie/cultura/naturaleza. Incapacidad que refleja la dificultad de asumir la necesidad de refundar buena parte de la cultura sobre otras bases y confirma la dificultad para desengancharse de la episteme colonializada. Porque, como apunta Andrés Argüello Parra, “la colonialidad pervive como un entramado de estructuras, ideologías, prácticas sociohistóricas [y específicamente socioambientales y educativas] articuladas desde un movimiento dialéctico entre la supremacía de un referente universal y absoluto de racionalidad frente a la minus-valoración epistémica de toda posible otredad”.
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Sessasno, P. (2017). Educación ambiental y transformación del sujeto educativo en proceso de cambio civilizatorio. Ensayo para una eco-pedagogía decolonial. Simposio “Pensar la Educación desde las Epistemologías del Sur: pensamiento ambiental latinoamericano,geoculturalidad, pedagogía decolonial y educación intercultural bilingüe “, en el III Congreso Internacional Nuevos Horizontes de Iberoamérica. Mendoza. Arg. noviembre 2017.