Rodríguez-Romero (2020). Investigación educativa, neoliberalismo y crisis ecosocial. Del extractivismo a la reciprocidad profunda

Este artículo revisa la investigación educativa en relación con la crisis eco-social usando recursos  del  pensamiento  decolonial  y  feminista  para replantear  el  fallido  intento intelectual de occidente al organizar el mundo persiguiendo el beneficio económico y la cosificación de la vida, de la educación y de la investigación.

La  investigación  educativa  y  la  enseñanza alcanzan  todo  su  sentido  cuando  los  gestos, aparentemente  triviales,  de  nuestro  día  a  día  en  las  aulas  sirven  para  asegurar  que  esta experiencia  inefable  que  es  la  vida  será  disfrutada  por  cualquier  persona  en  cualquier rincón  de  la  tierra  en  toda  su  gama de  posibilidades.  Sin  embargo,  hoy  más  que  nunca, sabemos que alimentamos un sistema que sobrevive, precisamente, excluyendo de estos bienes y estas oportunidades a la mayoría de los habitantes de nuestro planeta. Un sistema que se expande y no duda en fagocitar a sus, hasta ahora, protegidos aplicando las mismas recetas  que  ha  estado  empleando  durante  siglos  con  los  pobladores  invisibles  del  Sur global.

Aunque todavía a mucha distancia, estamos traspasando el umbral de la zona del no ser. Esa zona en que habitan los sujetos subalternos, personas sin derechos de cuya explotación y  miseria  ha  dependido  y  depende  nuestra  vida  y  el  llamado  progreso  de  occidente (Grosfoguel, 2012). Políticas antidemocráticas y deshumanizadas se nos imponen cada vez más  abiertamente,  modos  de  vida  cada  vez  más  precarios  se  instalan  en  nuestra cotidianidad,  políticas  educativas  más  excluyentes  y  privatizadoras  se  implementan intensamente. Estas tácticas de regulación social de violencia creciente están provocando el derrumbe de la dignidad en zonas del planeta hasta ahora libres de ellas, el Norte global. La supresión de los derechos que dan previsibilidad y amparo a las personas dentro de un entendimiento compartido produce lo que Rita Segato (2018) define como la intemperie de la vida.

Esta indefensión generalizada que nos oprime y somete ¿nos hará más cómplices de los pueblos  y  grupos  sociales  tradicionalmente  excluidos,  incluidas  las  mujeres?  O  ¿la complicidad será con el sistema dominante, considerándoles a ellos y ellas los causantes de nuestra pérdida de derechos y del endurecimiento de las condiciones materiales de vida? Es en esta disyuntiva que debemos plantearnos el sentido que la investigación educativa podría tener durante la crisis ecosocial: incorporando la diferencia, la otredad, incluidos los   otros   seres   no   humanos,   y   facilitándola   traducción   intercultural   para   hacer significativa, entre los diversos grupos sociales, la interconexión entre las opresiones y la solución colectiva de las mismas a través de la educación y la justicia social global.

Para desarrollar este planteamiento, primero, ubicamos la investigación educativa en la crisis  ecosocial  desde  la  condición  póstuma  (Garcés,  2017).  Después  revisamos  las relaciones  de  dominación  y  violencia  del  sistema  onto-epistémico  que  descansa  en  la ilustración  y  acudimos  a  recursos  intelectuales  decoloniales  y  feministas  desde  los  que imaginar un espacio alternativo para la investigación educativa.

(…)

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Rodríguez-Romero, M. (2020). Investigación Educativa, Neoliberalismo y Crisis Ecosocial. Del Extractivismo a la Reciprocidad Profunda. REICE. Revista Iberoamericana Sobre Calidad, Eficacia Y Cambio En Educación18(2), 135-149. https://doi.org/10.15366/reice2020.18.2.007

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