#AgurIngurugelaAgur

Ekainean, ezki usaina dago Bilbon, ezki-lorearen usaina. Haurtzarotik nire oroimenean dagoen usaina da. Usain gozoa, arina eta erakargarria da, nire urtebetetzearen hurbiltasunarekin eta ikasturte amaierarekin lotuta zegoena. Udak oporretan deskubritzeko gauzak eta gozatzeko abenturak iragartzen zituen beti. Pertsonalki usain positiboa izan da beti, burua eta sentimenduak bustitzen dituena.

Aurten, usain denboraldia laburragoa izan da, eta ez hain bizia. Auskalo zergatik. Horrek, nire lantokiaren inguruko gertaerekin batera, sentsazio gazi-gozoa sortarazi dit. Aldaketa ugari. Alde batetik, 64 urte betetzearekin batera jubilazioa hartzeko ilusioa nuen. Bestetik, Ingurugelaren itxierarekin sumintzen nintzen.

Gogorarazi nahi dut Emilio Lledó filosofo eta hezkuntzan erreferentzia denak ohartarazten zigula zer arrisku dugun boteredun ezjakinek gure bizitzak goberna ditzaten: «Boterea duen ezjakin bat katastrofikoa da gizartearentzat». Eta orain, Ingurugela ezkiari eragiten dion “baso-politika” haritz bat kaktus batetik bereizten ez duenaren eskuetan erori da, ingurumen-hezkuntzaren alorrari buruzko ideiarik ere ez duenarengan.

Baina, gure gizartea konplexua da eta ingurumen-zalantza askoren mende dago. Horren adibide izan daiteke «larrialdi klimatikoaren aurkako aldarria, ingurumen-hezkuntza gehiago».

Ingurugela bere garaian pentsatu zuen norbaitek ereindako zuhaitza izan zen: «Zer egin dezakegu ikastetxeetan garatzen eta hazten ari den ingurumen-hezkuntzaren alde? Ba, zer hobe Hezkuntza eta Ingurumen sailen arteko akordioa egitea baino?». Zer pentsatuko ote dute orain ezki hori landatu dutenek?

Euskadin ingurumen-hezkuntza formala, estatuko eta nazioarteko erreferentea izan ondoren, hezkuntza-berrikuntzari erantzuteko sortutako olagarro artifizial baten zortzigarren hanka izatera pasatzen da. Zortzigarrena. Ez-formala, aldiz, lankidetza publiko-pribatuaren totemari ofrenda moduan eskainiko zaio.

Pertsonalki, nahiz eta ezki eroriarekiko tristurak bueltaka ibili nire buruan, pozgarria izan da 30 urtez ingurumen-hezkuntzan parte hartu izana -17, Ingurugelan- pozgarria izan da jubilazioa hartzea (ez erretiratzea). Baina suminak erretzen nau, itsutasun politiko eta tekniko handi batek Ingurugela nirekin erretiratzea eragin duelako. Tematzen badira ere, beti geratuko da haren arrastoa –ezki-arbolaren sendatze-ondorioak– ingurumen-hezkuntzaren eta iraunkortasunerako hezkuntzaren ideietan; ez bakarrik Estatuan, nazioartean ere.

Etorkizunari begira, bi bertso hauek:

Mikel Laboa. Izarren hautsa

(…) Gu sortu ginen enbor beretik sortuko dira besteak,

Burruka hortan iraungo duten zuhaitz ardaxka gazteak.

Beren aukeren jabe eraikiz, ta erortzean berriro jaikiz,

Ibiltzen joanen direnak: gertakizunen indar ta argiz,

Gure ametsak arrazoi garbiz egiztatuko dutenak.(…)

Maialen Lujanbio. 2022-12-18 Iruñea Txapelketa.

(…) Bultza hainbat borroka

ederren martxari

kontrapisu eginez

eskuin balantzari

txapela bete indar

mingaina dantzari

borroka irabazteko

desesperantzari!

2023ko abuztuaren 1a, nire lehen eguna jubilatu bezala

JoseManu

Zerbait egingo dugu, ezta?

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En junio, Bilbao huele a tilo, a la flor del tilo. Es un olor que permanece en mi memoria desde la niñez. Es un olor dulce, ligero y atrayente que estaba y sigue unido a la cercanía de mi cumpleaños, del fin de curso. El verano siempre presagiaba cosas por descubrir y aventuras por disfrutar en las vacaciones. Personalmente es un olor positivo que impregna la mente y los sentimientos.

Este año la temporada odorífera de los tilos bilbaínos ha resultado más corta y menos intensa; los tilos no han permanecidos ajenos a los cambios bruscos de la meteorología, al anunciado cambio climático. Sea por eso, o por los cambios sociales y de cultura educativa que han traído los nuevos tiempos, la realidad es que lo he sentido con sabor de salsa china, agridulce. Quizás es que los tiempos personales y profesionales anunciaban muchos cambios simultáneos. En mi caso, cumplir 64 años y la ilusión de acceder a la jubilación. Pero a la vez, la indignación por el anunciado cierre de Ingurugela.

Ingurugela, ha sido algo más que un tilo, ha supuesto todo un bosque socioecológico que ha cumplido sus 33 años. ¡Qué pena que haya sido talado! En el sociosistema que lo ha mantenido se han implicado cerca de un centenar de personas. El tilo o el bosque era una ilusión compartida. Por eso se mantenía al flote. El equipo que lo ha mantenido -con una sabia elaborada desde la raíz hasta la última hoja- ha aportado trabajo, ha debatido ideas y ha asumido responsabilidades comprometidas con la educación ambiental. Se diría que ese tilo imaginado estaba comprometido en expandir la cultura de la sostenibilidad en los centros educativos no universitarios de Euskadi y más allá. Cada año echaba brotes nuevos; florecía y expandía su aroma de afectividad en forma de proyectos, programas y propuestas. Con tanta implicación, era normal que diese frutos en forma de compromiso por la sostenibilidad en escuelas e institutos, de formación docente, de generación de redes vascas, estatales e internacionales, de alianzas con administraciones locales, asociaciones y empresas ambientales para, en definitiva, dotar de protagonismo al alumnado en la construcción de la cultura de la sostenibilidad y en el desarrollo de acciones transformadoras para la necesaria y urgente transformación ecosocial.

Los nuevos tiempos políticos traen a veces situaciones no deseadas y talas de emociones. Quiero recordar que el filósofo y referencia en educación Emilio Lledó nos advertía sobre el peligro que corremos de que ignorantes con poder –a los cuales despreciamos por no querer escuchar- gobiernen nuestras vidas: “Un ignorante con poder es catastrófico para la sociedad”. Y es ahora que la política forestal que afecta al tilo Ingurugela ha caído en manos de quien no distingue un roble de un cactus, de quien no tiene ni remota idea de lo que es el campo de la educación ambiental, de quien se cree que es solamente hablar de ballenas, de árboles y, cómo no, de reciclaje. Es peor todavía si además menosprecia el acercamiento afectivo al conocimiento o la capacidad de cambio social de la educación ambiental.

Lo anterior ya sería suficiente para corroborar lo que decía Emilio Lledó. Pero es que nuestra sociedad es compleja y está sometida a muchas incertezas ambientales. Puede servir de ejemplo el gran clamor social que, en en los últimos años ha gritado: “contra la emergencia climática, más educación ambiental”. ¿Pretenden cortar las ramas de los brotes de adaptación y mitigación? Ese árbol o bosque que se ha convertido en alegoría de vida. En los últimos años ha proporcionado sombra, perfumado los deseos, llenado de frutos con sus semillas multiplicadoras. En su entorno o con sabia vivificadora ha impregnado la acción de 500 centros educativos, ha movilizado a cerca de 10.000 docentes y 100.000 estudiantes. Pero no solo eso. Ha generado programas que han sido reconocidos por la Unesco como modelo en el ámbito internacional. Mirando hacia dentro, ha forjado redes de escuelas que trabajan por la sostenibilidad y la transición ecosocial tanto en el estado como en Europa. Han sido 33 años de sensibilización ecosocial, pero también de formación docente, de asesoría y elaboración de materiales didácticos. Otro tanto se puede decir de su impulso a campañas en educación no formal como Ibaialde o Azterkosta o de mantenimiento y actualización de centros de documentación, etc. Todo lo hecho no cabe aquí pero se puede encontrar su contribución a la historia de la educación ambiental en Euskadi en estos enlaces en  euskera o en castellano.

Ingurugela fue un árbol sembrado por alguien que en su día pensó: “¿Qué podemos hacer por la educación ambiental que ya está desarrollándose y creciendo en los centros educativos? Pues, ¿qué mejor que realizar un acuerdo entre los departamentos de Educación y de Medio ambiente?”. ¿Qué pensarán quienes plantaron aquel tilo? La herencia de los antiguos plantadores ha caído en manos de aizkolaris que cortan ejemplares (sí, y mejorables también) acuerdos de decenios, ramas y tronco. Quizás sería al modo de la reflexión de Jared Diamond: «¿En qué pensaría el hombre que cortó la última palmera de la isla de Pascua?». Ingurugela ha sido modelo y referencia para todo el Estado y más allá, en donde no ha sido posible esa alianza entre esos dos departamentos. En plena época de la necesaria reforestación bioclimática, no parece la mejor decisión cortar su vínculo con la sociedad. Además, en pleno desarrollo de un currículum de marcado carácter ecosocial, no parece la mejor decisión.

La educación ambiental formal en Euskadi, tras ser un referente estatal e internacional, pasa a ser la octava pata de un artificioso pulpo creado para dar respuesta a la innovación educativa. Ojala me equivoque, me encantaría, pero corre el riesgo real de diluirse como azúcar en agua. Se oyen cantos de sirenas marinas -que no conocen los secretos de los bosques y de los árboles, y menos de los tilos- que afirman que “eso” puede ir perfectamente en ciencias naturales o en STEAM o en STEM…, Sospechamos que pueda llegar a despreciarse tanto que se piense: total, para lo que sirve. La no formal será consagrada en forma de ofrenda al tótem de la colaboración publico-privada.

En fin, muy lejos de planteamientos como el de Meira y Pardellas (2020), cuando afirman que la educación ambiental debe ser considerada “como un servicio público fundamental para el impulso de la transición socio-ecológica”.

Personalmente, aunque me ronde la tristeza por el tilo caído, ha sido una alegría haberme implicado durante 30 años de trabajo en la educación ambiental, ha sido una alegría jubilarme (que no retirarme). Pero me quema la indignación porque una enorme ceguera política y técnica haya hecho que Ingurugela se jubile conmigo. Aunque se empeñen, siempre quedará su huella –los efectos sanadores del árbol del tilo- en el ideario de la educación ambiental y para la sostenibilidad; no solo en el Estado, sino también en el ámbito internacional.

Mirando al futuro, dos extractos de dos versos traducidos del euskara:

Mikel Laboa. Izarren hautsa (Polvo de estrellas)

Del mismo tronco donde nacimos surgirán otros,

árboles jóvenes que perdurarán en la lucha,

conscientes de sus posibilidades al crecer y levantándose de nuevo al caer,

los que irán caminando con la fuerza y la luz de los acontecimientos,

los que verificarán nuestros sueños con razón limpia.

Maialen Lujanbio. 2022-12-18 Iruñea Txapelketa.

Es la hora de impulsar

la marcha de bellas luchas,

de hacer contrapeso

a la balanza de la derecha

Con la txapela llena de fuerza

y la lengua danzante

para ganar la batalla

a la desesperanza.

1 de agosto de 2023, mi primer día de jubilado

JoseManu

Algo haremos, ¿no?

POSDATA: Abro el hashtag #AgurIngurugelaAgur en las redes sociales. Si has tenido alguna relación con Ingurugela a lo largo de estos años, si te apetece dejar respetuosamente tu opinión, tus recuerdos, tus comentarios… ante su desaparición, anímate a hacerlo contestando a la entrada o usando Twitter o Instagram.

4 comentarios en “#AgurIngurugelaAgur

  1. Emocionado con tu emoción, indignado con tu indignación
    La semilla de Tilo Ingurugela se ha propagado y aún engendrará nietos y bisnietos que no verá

    Lo mismo que un día cruzó el Ebro
    Lo mismo que un día vibró y expandió por toda la Península y más allá del mar…

    Gracias Jose Manu y José Ignacio por volar a veces como semillas, a veces como polen aromático

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