
(…) La Tierra y la vida giran alrededor del Sol. Este movimiento organiza el tiempo y el calendario de los seres vivos. Su energía sustenta a casi todas las formas de vida concretas y hace que funcione el sistema en su conjunto.
Si el Sol es la energía, la fotosíntesis es la tecnología básica de lo vivo. A mí, me flipa la fotosíntesis. Es alucinante que en aquella sopa primigenia de células en interacción, de repente, algunas comenzasen a convertir la luz del sol y los minerales muertos en un cuerpo vivo, a la vez que expulsaban, como residuo, el oxígeno a la atmósfera.
Yo, atea, me imagino así la química de la resurrección. En un suelo, la materia orgánica procedente de seres vivos muertos es convertida por los microorganismos en minerales inertes. Y las plantas que fotosintetizan vuelven a convertir lo muerto en cuerpo vivo… Faltan, me parece a mí, muchos poemas sobre la fotosíntesis.
La vida se organiza en red. Los productores primarios fabrican su propio cuerpo que sirve de alimento a los seres herbívoros, que a su vez son la comida de los carnívoros. Los descomponedores se nutren de la muerte de todos los anteriores. Las relaciones entre productores, consumidores (herbívoros y carnívoros) y descomponedores regulan los ciclos en los que se recicla la materia. Van transfiriendo unos a otros la energía del sol, que solo puede ser capturada por los productores primarios. En cada traspaso de energía, se pierde la mayor parte de la misma.
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Le preguntaban a Lynn Margulis en una ocasión por qué la simbiogénesis generaba tantas resistencias. Ella contestó riendo que, a muchos, pensar la evolución en términos de cooperación les resultaba femenino de más… (…)
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Herrero, Y. (2020). Vida. CTXT Contexto y Acción.