
La Educación Ambiental está en una encrucijada: la que determina la emergencia climática como evidencia más urgente, pero no la única, de que la civilización humana está impactando contra los límites biofísicos del planeta, incrementando el sufrimiento y amenazando su propia existencia. Cabe preguntarse si la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible serán capaces de cambiar esta trayectoria y modificar la relación directa que continúa estableciéndose entre crecimiento, bienestar social y sostenibilidad ambiental.
El estado de alarma y excepción mundial generado por el COVID-19 ha irrumpido en este escenario mostrando la fragilidad estructural del capitalismo global de mercado, al menos en dos circunstancias: de un lado, la que revela su incapacidad para salvaguardar la vida humana; de otro, la que recuerda cruelmente que los seres humanos somos, como todas las especies que habitan la Tierra, inevitablemente ecodependientes.
En esta coyuntura nos preguntamos qué Educación Ambiental es necesaria, deseable y posible, tomando conciencia de que nada –ni biológica ni socialmente– nos protege del colapso. Sin caer en el desasosiego, reivindicando su naturaleza política, pedagógica y social, pondremos énfasis en sus contribuciones cotidianas a una globalización alternativa. La aspiración, hoy como ayer, no reside en adjetivar una educación sino en transformar todas las educaciones y no solo aquellas que se refieren al “cuidado del ambiente”.
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Caride, J. A. y Meira, P. (2020). La educación ambiental en los límites, o la necesidad cívica y pedagógica de respuestas a una civilización que colapsa. Pedagogía Social, (36), 21-34. https://recyt.fecyt.es/index.php/PSRI/issue/view/3960