La educación ambiental no puede estar aislada de la dinámica social contemporánea, caracterizada por diversos movimientos sociales de indignación y la emergencia progresiva de una ciudadanía cada vez más consciente de los lazos indisociables entre las realidades sociales y ecológicas y que reivindica una democracia renovada para favorecer el bien común, el “vivir bien”. Este artículo pone el énfasis sobre la doble dimensión política que debe asumir la educación ambiental al señalar la importancia de promover políticas públicas adecuadas para estimular y apoyar iniciativas de formación y aprendizaje ciudadano, al identificar los aspectos esenciales del desarrollo de competencias políticas en el seno de la población. Una dimensión política no puede … Continúa leyendo Sauvé (2017). Educación ambiental y ecociudadanía. Dimensiones claves de un proyecto político-pedagógico
Cerrados total o parcialmente desde marzo de 2020, los equipamientos de educación ambiental (EA) y unos 20.000 profesionales vinculados al sector, nos enfrentamos a una situación económicamente precaria, y a la preocupación de que el trabajo de más de 40 años luchando por generar contextos de aprendizaje vinculados al medio ambiente, pueda desaparecer. [REDEEA] Somos un colectivo constituido principalmente por pequeñas empresas, situadas en espacios protegidos o bien en lugares de interés natural, rural y urbano: aulas de naturaleza, granjas escuela, aulas del mar, centros de interpretación, etc. Toda esta red de equipamientos supone una herramienta esencial con la que … Continúa leyendo LA PANDEMIA ATACA AL SECTOR DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL: LA SUPERVIVENCIA DE UNOS 20.000 PROFESIONALES Y MÁS DE 1.000 EQUIPAMIENTOS EN RIESGO
Buenos días, José Manuel, encantados de tenerte con nosotros en el apartado de entrevistas de la página de AEDA23: FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO PARA LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA(aeda23.es):
Qué te parecería si, para comenzar, nos expusieras algo de tu trayectoria personal y profesional con el fin de que nuestros seguidores puedan conocerte mejor.
Bueno, soy maestro. También Especialista Universitario en Educación Ambiental por la UNED y Master en Educación Ambiental por el Instituto de Investigaciones Ecológicas. He trabajado en diversas escuelas e institutos de Bizkaia. Me tocaba impartir matemáticas, ciencias naturales, euskara y talleres de ecología, artes plásticas o fotografía. Cuatro años en la ya desaparecida escuela de San Francisco, en Bilbao, trabajando con alumnado mayoritario de etnia gitana. Once años en el Centro de Experimentación Escolar de Pedernales-Sukarrietako Eskola Saiakuntzarako Zentroa, ocho de ellos como Director Pedagógico, que es el sitio donde aprendí la base de lo que hoy sé sobre educación ambiental. Desde 2005, Asesor Pedagógico de Educación Ambiental en el Ingurugela-Ceida de Bilbao dedicado a la asesoría, formación e investigación.He tenido la suerte de trabajar siempre con grandes equipos y de poder desarrollar investigación-acción educativa.Disfruto de la inmensidad del mar, de Urdaibai, los Pirineos o los Alpes, de la pintura cuando dispongo de más tiempo o, si no, de la fotografía. Así como de una buena cerveza en buena compañía y con una buena charla o debate. También trato de desarrollar un activismo ecosocial en varios frentes.
Bien, y cómo fue tu descubrimiento y relación con el Medio ambiente, y más concretamente con aquello que te preocupa más. Desde bien pequeño, supongo que como todas las personas en la infancia, he sentido atracción por la naturaleza, por todo lo que esconde, por la fascinación de mis hallazgos. Félix Rodríguez de la Fuente aumentó esa seducción con sus primeros programas en blanco y negro. Todo ello me llevó a la afición por el montañismo y empezar a descubrir la flora y la fauna del País Vasco y Pirineos. Más tarde, el movimiento antinuclear y ecologista me acercó a conocer los entresijos sociales de las problemáticas ecológicas. La obra de Murray Bookchin y su teoría de la ecología social también ayudaron a formarme. La preocupación ha cambiado con los años. Si bien, en un principio, era más por la pérdida de biodiversidad y de hábitats, hoy día, es la gran crisis civilizatoria generada por una manera antropocentrista de entender nuestra relación con otros seres vivos y con otros seres humanos. El antropocentrismo, sostenido por el capitalismo y el heteropatriarcado, concibe el mundo como una fuente inagotable de recursos para el varón, adulto, blanco, noroccidental y heterosexual; mientras que el resto de la humanidad y de los seres vivos sufren las consecuencias. La crisis ecosocial global nos han hecho incluso cambiar de edad geológica, el Antropoceno. Una nueva era que se caracteriza por ser la primera en la que el ser humano proporciona evidencia de su actividad en los estratos geológicos. Mi angustia actual es la percepción de que vivimos en la modernidad líquida del filósofo Bauman, una era que invisibiliza los problemas ecológicos y sociales, y la certeza de que en el Antropoceno no se vive, en el Antropoceno tan solo se puede sobrevivir.
Te has especializado en temas de educación ambiental en los procesos de aprendizaje ¿Háblanos de ellos, por favor? Para mí, la educación ambiental es la EDUCACIÓN con mayúsculas. Si convenimos que la educación debe preparar a las personas para desenvolverse en la sociedad, y esta sociedad sufre una crisis ecosocial global, la educación, hoy, debe atender a esos parámetros para hacer su labor. Y eso lo lleva haciendo la educación ambiental desde hace algo más de 50 años. Dentro de ello, en educación ambiental (que trabaja con todas las edades y sectores), siempre buscamos que quien aprende sea capaz de sensibilizarse y concienciarse, de empoderarse y que en su interior se produzca un “clic” que le impulse a actuar para transformar su entorno. Siempre me ha atraído el cómo se produce el clic, es decir, qué proceso sucede en el interior de las personas para que diga: tengo que usar el transporte público o voy a movilizarme contra la inacción por el cambio climático. Si sabemos el cómo y el cuándo, tenemos la clave para favorecer los procesos de enseñanza-aprendizaje. Pero, ya sé que es utópico. Estos procesos son de una enorme y creciente complejidad, en tanto en cuanto, cada vez hay más fuentes de información y de estímulos que llegan a las personas. Sí, sabemos que hay que sensibilizar, es decir, que hay que tomar contacto con una situación problemática. O mejor indignar, ya que las situaciones de injusticia social y de destrucción ecológica deben generar indignación por sí solas. Acompañar en un acercamiento al problema que genere la necesaria motivación para saber más, para buscar información, para crear conocimiento. Este conocimiento, a quien aprende, le debe hacer consciente de que es parte del problema y, por tanto, de la solución. Esto es la concienciación. Una vez concienciada, tenemos que ayudar a la persona a descubrir y a conocer su propia capacidad para actuar, las posibilidades que hay, las alternativas, qué caminos, etc. para que, finalmente, libre y democráticamente, pueda decidir y, si así lo desea, elegir y actuar individual y colectivamente para transformar la sociedad. Pero el proceso educativo no lo es todo.